Cuando el miedo es lo único que te hace cambiar

¿En cuántas ocasiones el miedo fue lo único que te llevó a tomar una decisión y ejercer un cambio?

Estas últimas semanas he estado reflexionando sobre esto.

Recientemente un miedo intenso me llevó a realizar un cambio que desde hacía años venía buscando. Ya había sentido este miedo anteriormente, sin embargo, fue en esta última ocasión cuando se convirtió en motor de cambio llevándome a ejercer lo que hasta entonces no había podido. He de decir que no fue solamente el miedo, me enteré simultáneamente que mi conducta repetitiva dañaba a terceros, que mi ignorancia era madre de dolor no solo para mí, sino para otros. Ambos elementos me brindaron el empuje necesario. Pero voy a centrarme en esta ocasión en el miedo, esa emoción básica y vital para nuestra supervivencia.

En la consulta suelo encontrar que algunos pacientes llegan porque tienen miedo: miedo a enfermar, miedo a desarrollar un cáncer, miedo a tener el colesterol alto o padecer un infarto, miedo a quedar en cama o discapacitados, miedo a que les amputen una extremidad… son tantos los miedos.

¿Es normal tener miedo a esas condiciones? Voy a utilizar un término más adecuado para preguntarlo: ¿Es natural tener miedo a esas circunstancias? Quizás sí. El miedo de alguna forma podría entonces hacer su tarea como mecanismo de protección ante factores que nos amenazan, por ejemplo. Pero, será importante que la emoción tenga su justa medida, que no sea paralizante, que no nos lleve a actuar de maneras desproporcionadas, que no esté siempre presente…En resumen que el miedo cumpla su función, su razón de ser.

En un principio, por lo tanto un miedo podría ser un móvil efectivo para ejercer un cambio, puede ser el combustible inicial, sin embargo no la causa que lo haga sostenible en el tiempo. Aspiro a no quedarme con el miedo como motor de mi conducta y aspiro a algo similar con los pacientes que acompaño. Por lo tanto será necesario transformarlo en algo más, de naturaleza más sutil y más estable. De hecho, también aspiro a que cada vez sea menos necesario como motor para mis decisiones más importantes.

Para practicar:

  1. Encuentra o elige una razón lo suficientemente poderosa para realizar ese cambio que buscas. Pido a mis pacientes que se planteen uno o varios motivos que den sentido al cambio que están buscando (Es fundamental que sea una razón de suficiente peso). Por ejemplo, para alguien que ama mucho aprender y que tiene alteraciones cognitivas quizás secundarias a procesos inflamatorios del sistema nervioso por sus hábitos de vida podría ser: Tener una vejez con mis capacidades mentales funcionando adecuadamente para seguir aprendiendo.
  2. Céntrate en el proceso . Enfocarse excesivamente en el resultado puede aumentar nuestro miedo, la persona pasará vigilando constantemente aquello que teme, esperando que no se presente, manteniendo un estado de alerta continua por parte del sistema nervioso. Entonces el proceso se convierte en algo tortuoso y sufrido. Recuerda esto: No podemos controlarlo todo. Si te centras en el proceso darás tu atención y energía a las decisiones y acciones que realizas paso a paso. El miedo puede entonces cederle espacio al disfrute.
  3. La comprension le da races al cambio. Como escribe la Psiquiatra Marian Rojas Estapé: “Comprender es aliviar” . Comprender sustenta y alimenta nuestros cambios más profundos y también puede calmar nuestro eje del miedo y estrés. En cierta ocasión, durante un viaje, buscaba un producto especial de limpieza, evitando que contuviera algunos químicos. Un amigo me hizo el favor de conseguirlo y cuando me lo entregó me ​​preguntó: “¿Todo esto es por miedo al cáncer ?”. Me quedé pensando y me dije: "No, en realidad es porque me tiene sentido. Es porque lo he estudiado y lo entiendo de esta manera y me parece que es lo que debo hacer". Haz acompañar a tu miedo de la reflexión profunda y del conocimiento, eso le dará raíces a la transformación que estás buscando.
  4. Enfócate en el hábito, habilidad o virtud que necesitas construir y no en aquello que quieres eliminar. En lugar de poner tu atención en la situación “problema” suele ser más útil dar energía y atención a lo que quieres incorporar. Por ejemplo, en lugar de luchar para evitar el exceso de carbohidratos enfócate en aumentar tu consumo de proteínas y grasas saludables, que naturalmente te darán mayor probabilidad de reducir tu ingesta de azúcares refinados y similares por efecto de saciedad y por otros mecanismos.
  5. Y por último, aunque explicarlo en un párrafo puede ser complejo, es útil darte cuenta que dentro de nosotros cohabitan otras emociones o sentires de forma simultánea. Al inicio quizás pensamos que el miedo es lo único que se encuentra como móvil en lo que estamos viviendo, pero cuando ahondamos lo suficiente, descubrimos que está acompañado de muchas cosas más (Cómo expresó Walt Whitman “ Soy inmenso y contengo multitudes ”). Esto puede ser relevante tomar perspectiva y verlo Para mostrar el ejemplo autorreferencial que les planteaba: el miedo a la situación iba acompañado del deseo de no generar daño a otros o de la culpabilidad que experimentaba de haberlo hecho (Este apartado es más complejo de lo que en este artículo podría abarcar y de hecho está más allá de mis competencias pero es necesario considerarlo)

Seguimos caminando juntos, aprendiendo el arte del Buen Vivir.